Súpersencilla, lo más complicado de esta elaboración es cortar las patatas en espiral.

Lava bien las patatas y sécalas.

Inserta un palito de brocheta en cada una de ellas. Tiene que ser un palito que casi duplique el tamaño de la patata para que te permita estirar la espiral.

Con un cuchillo, corta con cuidado, como si estuvieras realizando rodajas de la patata pero con el tiento de inclinarlo para que ninguna de ellas se corte del todo. Con una mano agarra la patata y ve dándole vueltas, con la otra maneja el cuchillo. Así conseguirás cortarlas completamente en espiral.

Una vez estén las dos patatas cortadas, separa con cuidado cada una de las rodajas de las espirales sin que se rompan.

Para cocinarlas, tienes dos opciones: horno o freidora. (Ten en cuenta que en el horno tardarán más tiempo).

Mételas con cuidado en la freidora y fríelas hasta que estén doradas. Sácalas y deja escurrir sobre un papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.

Condimenta con sal y pimienta al gusto y, cuando enfríen hasta el punto que puedas manipularlas, quita el palo de la brocheta (opcional) y colócalas en el plato de cada comensal.

¡Estarán listas para comer! Acompáñalas con una ensalada de brotes verdes y tomate natural, junto con unos pedazos de carne asada o a la plancha. Riega todo con una salsa a tu gusto… de queso, de yogur… ¡Tú eliges!

TRUCO: una vez las hayas cocinado deja volar tu imaginación para crear platos divertidos y apetitosos. Por ejemplo, coloca alternando entre cada rodaja de patata una rodaja de chorizo y una de queso, y dale medio minuto en el microondas. ¡Te quedarán irresistibles!