Un material con el que se pueden elaborar todo tipo de productos.
El plástico, por desgracia, sigue siendo a día de hoy muy utilizado gracias a las propiedades que este ofrece, entre ellas: es impermeable, moldeable, de baja densidad y con costes de producción muy bajos.
Millones de plásticos comienzan su viaje en las fábricas, pasando como residuos por nuestros cubos de basura y llegando finalmente al mar, lo que ocasiona una importante huella ambiental.
Gracias al avance y a la investigación de un mercado cada vez más comprometido con la conservación del medio ambiente, se han buscado alternativas a los plásticos derivados del petróleo, como es el caso de la fécula de patata, que se puede utilizar como materia prima biodegradable y, por tanto, contaminar menos debido a que se descomponen al final de su vida útil de manera natural en 180 días.
Hoy en día, podemos encontrar todo tipo de productos elaborados con este material, desde envases y bolsas hasta cuberterías o chubasqueros, totalmente ecológicos. Este material tiene sus ventajas, pero también sus desventajas, ya que posee las mismas características que el plástico tradicional pero su producción es entre seis y diez veces más costosa. A esto hay que sumarle que necesitamos desechar un 94% de cada patata para emplear solo el 6% de la misma en la fabricación de este tipo de productos.
Aun así, esta alternativa es muy atractiva puesto que reduciremos el impacto ambiental y protegeremos nuestro entorno, un camino largo pero muy necesario.